Mujeres de Ciencia, las grandes ausentes en los libros de texto.
Es evidente, una lectura superficial de cualquier libro de texto educativo actual lo revela. ¿Acaso las mujeres no han estado interesadas en la Ciencia? ¿Acaso no han realizado ningún descubrimiento que haya marcado un hito histórico digno de mención?
A lo largo de la historia hemos oído hablar de hombres científicos pero no de mujeres como Hipatia de Alejandría que fue una filósofa y maestra neoplatónica griega, que destacó en los campos de las matemáticas y la astronomía , María la Judía considerada como la «fundadora de la alquimia» , Rosa de Luxemburgo filósofa, activista y economista, Leonor López de Córdoba escritora, Mary Shelly novelista de ciencia ficción con obras notables como Monstruo de Frankenstein y Emilia Pardo Bazán novelista, periodista, ensayista, poetisa, crítica literaria, dramaturga, traductora, editora, catedrática y conferenciante.
Es importante que conozcamos todos los sucesos que han ido aconteciendo a lo largo de la historia pero no solo desde la perspectiva en la que se menciona al hombre, sino también en una en la que aparezca la mujer en igualdad con el hombre, ya que la mujer también ha tenido un papel importante en la vida .
Las mujeres han sido invisibilizadas y a veces han sido expropiadas de sus aportaciones científicas ,ya que desde hace mucho tiempo se han mantenido ocultas porque antes estaba mal visto que una mujer publicara libros e investigaciones y las que lo hacían era escondiéndose bajo un pseudónimo masculino para poder abrirse camino en el mundo .
Por lo anteriormente dicho, la educación y los libros de texto deben de ser una fuente de conocimientos en los que traten al hombre y a la mujer en igualdad, es decir, que sea coeducativos porque así los niños desde pequeños pueden sentirse en igualdad con las mujeres y construir un mundo en el que se trabajen los valores como la no discriminación, la empatía, el respeto a la libertad, y el rechazo a la violencia, y que también sean trabajadas las destrezas como la que permita al alumno identificar , analizar y combatir las desigualdades en la sociedad.
Estamos en el siglo XXI y ya se deberían de dar soluciones para que no se discrimine a la mujer en ningún contexto . En estos últimos años, se han publicado libros de texto y materiales didácticos desde un punto de vista coeducativo, pero estos aún son pocos , ya que no todo el mundo los posee o no tiene conocimiento de su existencia. Es una medida insuficiente para garantizar la igualdad, superar sesgos discriminatorios.
En cuanto a las mujeres que se dedican a la Ciencia siempre han sido muchas pero también son muchos los obstáculos que deben sortear. No se les reconocen profesionalmente como a los hombres, ni en sueldo ni en categoría, y tienen que compaginar su vida familiar con la laboral. A pesar de ello, poco a poco la mujer se va abriendo camino en el mundo de la Ciencia.
Fuimos muchos los que disfrutamos del maestro Carl Sagan adentrándonos en los misterios de Universo, presentándonos capítulo a capítulo de su fabulosa serie Cosmos, su valiosísima labor de divulgación científica. Han producido una nueva serie remake de la anterior Cosmos: a Spacetime Odyssey a mi parecer, de gran calidad. Aunque probablemente pueda defraudar a los férreos seguidores del inimitable Sagan, yo he podido disfrutarla con la misma emoción con la que me acerqué a su predecesora. Concretamente hoy quería comentar la historia narrada en el capítulo 8, titulado “Hermanas de Sol” sobre un grupo de astrónomas que hicieron historia con sus grandes descubrimientos en el campo de la astrofísica, cuyas aportaciones son de tal relevancia que suponen importantes pilares de la astrofísica moderna.
El capítulo comienza haciendo una referencia a la capacidad del ser humano para reconocer patrones, que ha determinado su forma de percibir y entender el cielo. Esta habilidad es la responsable de que hablemos de constelaciones de estrellas asociadas a infinitas formas. Y es el punto de partida para crear a su vez innumerables leyendas astrales que llenan el vacío inherente al misterio.
Las diversas mitologías relacionadas con la constelación de las Pléyades introducen el tema central del capítulo, en este caso, los descubrimientos de tres astrónomas.
Un astrofísico llamado Edwar Charles Pikerin en 1901 dirigió un proyecto formado por mujeres íntegramente, que se dedicaban minuciosamente a categorizar y clasificar estrellas. El primer catálogo constaba de más de 10.000 estrellas clasificadas en función de su espectro. Annie Jump Cannon formó parte de este trabajo de catalogación y fue fundamental para la actual clasificación estelar.
Este grupo femenino que fue conocido (en broma) por la comunidad científica como el Harén de Pickering. Prácticamente todas ellas hicieron grandes descubrimientos y aportaciones astronómicas.
Poco tiempo después llegó Cecilia Payne-Gaposchkin fue una astrónoma que en el año 1925, en su Tesis de Doctorado (Ph.D) propuso que las estrellas están compuestas principalmente por hidrógeno. Este trabajo fue considerado en su momento como "la más brillante tesis doctoral escrita nunca en astronomía". El astrónomo Otto Struve caracterizó el trabajo de Cecilia como: “indudablemente la tesis doctoral en Astronomía más brillante de la historia”.
Henrrietta Leavitt, en 1895 entró como voluntaria en el Observatorio de Harvard y siete años más tarde entró a formar parte de la plantilla de Pickerin. Durante ese tiempo tuvo la oportunidad de realizar trabajos teóricos. Durante su carrera, Leavitt descubrió más de 2.400 estrellas variables. Se dedicó entonces al estudio de esas estrellas variables, lo que supondría su mayor aportación a la Astronomía: la relación entre el período y la luminosidad de las Cefeidas.
Las Cefeidas son estrellas variables que muestran un ritmo regular de brillo, oscurecimiento y brillo cuando se observan en períodos de tiempo que van desde unas semanas a unos meses. Leavitt observó que cuanto más brillante era la estrella, más tiempo duraba la pulsación. Esto significa que observando una de esas estrellas, se puede determinar el período de pulsación y descubrir lo brillante que es la estrella. En 1912 se confirmaron todos esos datos. Existía, por fin, una forma de medir de forma bastante precisa la distancia entre estrellas muy lejanas. De hecho, en 1918 se calculó el tamaño de la Vía Láctea empleando estos sistemas.
Leavitt tuvo un reconocimiento a título póstumo con su nominación al premio Nobel. Debido a los prejuicios de la época, Henrietta no pudo desarrollar sus propios métodos de trabajo, por lo que no tuvo la oportunidad de sacar el máximo rendimiento a su intelecto. En el transcurso de su trabajo también descubrió cuatro estrellas novas y estudió algunos tipos de estrellas binarias y asteroides. Padeció sordera al poco de comenzar su trabajo en el observatorio, condición que le acompañó a lo largo de su vida.
En el siguiente enlace podréis disfrutar del capítulo completo de esta serie.
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