Páginas

domingo, 1 de mayo de 2016

Una niña salvaje


Pienso que merece la pena, si tenéis un rato y os interesa las cuestiones que aborda esta excelente película, que leáis sus reflexiones sobre todo aquellas personas que se dedican o se dedicarán a la docencia. El motivo de esta entrada es resaltar la figura de Helen, una niña salvaje que su principal diferencia entre el ser humano y los animales es el lenguaje.

“Crecí salvaje y desbocada, riendo y cacareando para expresar placer, pataleando, arañando, emitiendo los sofocados chillidos del sordomudo para indicar lo opuesto”

Helen Keller, The story of my life


La película “El milagro de Ana Sullivan” trata de la vida de Helen Adams Keller. Fue una escritora, oradora y activista política sordociega estadounidense. Con diecinueve meses, sufrió una grave enfermedad que le provocó la pérdida total de la visión y la audición. Los padres cansados de que la niña sea maleducada, quieren enviarla a una escuela de Boston o que traigan a una institutriz a su hogar para que la eduquen y logre un avance en la educación especial.
Ana Sullivan, la institutriz, sufrió una dura infancia al diagnosticarle ceguera a la edad de nueve años y permanecer en un internado con su hermano Jimmy que padecía una tuberculosis ósea en la cadera y andaba con muletas. Ana le enseña las palabras con ayuda del lenguaje de sordomudos. Durante el almuerzo, la niña coge de los platos y Ana no le deja que coja del suyo.
La educadora insiste en que no hay que complacer sus caprichos. Después de tanto sacrificio consigue que Helen coma de su propio plato con cuchara.
El padre de Helen decide que la educadora abandonara el hogar, su mujer le convenció para que no la echara y le diera otra oportunidad con la condición de que Ana se encargara de cuidarla día y noche en otro lugar sin acudir a los mimos de sus padres para que así aprenda a cómo comportarse adecuadamente en un plazo de dos semanas. Ana utiliza a Percin, el hijo de la cocinera, para que toque a Helen y le enseñe el lenguaje de sordomudos ya que ella le evita. Cuando Ana le enseña el lenguaje a Percin, Helen se pone celosa y quiere que ella le enseñe el lenguaje. Ana le enseña cada día nuevas palabras con el lenguaje de sordomudos, pero aún no entiende su significado. Se va acercando el final del plazo y Anna no logra que Helen asocie las palabras que aprende con el objeto.
Ana se siente frustrada por no conseguir su objetivo de enseñar el lenguaje a Helen ya que sólo ha conseguido que sea obediente. Cuando Helen regresa a su casa vuelve a repetir la misma situación: pataleos, rabietas, no comportarse bien en la mesa…
Ana interviene en la educación de la niña, aunque el padre no está de acuerdo porque quiere que esté consentida por el hecho de ser ciega. Ana se lleva a Helen a echar agua en la jarra. Mientras Ana saca agua, la niña reproduce la palabra signada a “agua”. Desde ese momento, Helen asocia el significante con el significado de las palabras que Ana le enseñó. Este nuevo paradigma le dotará del poder de la comunicación y del lenguaje. Fuente de todo conocimiento humano.
Finalmente, Ana permanece con Helen hasta la muerte de esta en 1936.
Se puede observar durante el film que en la casa trabajan personas de otra raza como criados. Esto era común en el siglo XIX, el trabajo femenino era doméstico para la gran mayoría de las amas de cría, las cocineras, las sirvientas y las planchadoras.
Las “amas de cría” trabajaban además en el campo. Otras cosían ropa para sus amos o se dedicaban a numerosas tareas para mantener a sus amas.
Las “negras” libres desempeñaban el mismo tipo de tareas que cuando eran esclavas, es decir, para el servicio doméstico, durmiendo o no en la casa donde trabajaban recibiendo un salario mensual al que se le agregaba la comida, la asistencia médica y la vestimenta.
La madre define a su hija como “anormal” por ser ciega y sorda, algo que lo considero muy brusco para definir a una persona cuya única falta es padecer una deficiencia sensorial.
Considero bastante desacertado el trato de Ana hacia la niña cuando le obliga a comerse la comida recogida del suelo que previamente había tirado.
En conclusión, pienso que esta película es un ejemplo de superación y para no darse nunca por vencido. Tenemos que esforzarnos por lo que queremos y tener fe en que conseguiremos todo lo que nos propongamos. Sólo podemos rendirnos cuando todas las posibilidades se agoten y no pensar que todo el esfuerzo desempeñado ha sido en vano. Ana nos enseña que con la perseverancia de que la niña aprendiera el lenguaje de sordomudos, consiguió que la niña asemejara las palabras con los objetos. Además, nunca le importó lo que dijeron los demás y siempre tuvo fe en que conseguiría sus propósitos. Así, Helen se convirtió en la primera persona sordociega en obtener un título universitario. Además, promovió el sufragio femenino, los derechos de los trabajadores, el socialismo y otras causas relacionadas con la izquierda.





Referencias:

http://edukacine.blogspot.com.es/2008/05/el-milagro-de-ana-sullivan-anlisis.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario